Las ingenierías reescriben el futuro post-Covid

Artículo de Pablo Bueno, presidente de TECNIBERIA, publicado en El Economista.

Con la aparición y rápida expansión de la Covid-19, el mundo ha tenido que hacer frente a una serie de desafíos sin precedentes de la noche a la mañana. La crisis económica que ha provocado la pandemia afecta a prácticamente todo el mundo: no se trata de una crisis económica aislada ni sectorial, por lo que se prevé un impacto importante a varios niveles y a medio y largo plazo.

A menudo olvidamos la importante vertiente social que aporta la actividad de las consultoras de ingeniería. Desde Tecniberia, conscientes de que el tiempo es crucial en la toma de decisiones, hemos analizado cuáles son los aspectos más urgentes en los que debemos trabajar para impulsar nuestra actividad, adaptándola a la nueva normalidad y generando un efecto tractor sobre otros sectores.

La apertura de las oficinas está siendo uno de los aspectos de más fácil adaptación para las consultoras de ingeniería, que están compatibilizando la actividad laboral con medidas de protección que minimizan los riesgos de exposición. Estas medidas se basan en protocolos detallados y específicos, así como en la limitación de aforos que apoyada en el teletrabajo hacen de las oficinas espacios confortables y adecuados.

Paralelamente a la normalización de la actividad, es imprescindible que los gobiernos promuevan la elaboración de una biblioteca de estudios y proyectos. Con la economía fuertemente afectada, España necesita medidas excepcionales de inversión que actúen de locomotora para su reactivación. Recordemos que todavía quedan infraestructuras por crear y otras muchas por renovar y adaptar al cambio climático, garantizando su resiliencia y alineamiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por ello, este es el momento idóneo para invertir en ingeniería y estar preparados para invertir en construcción en cuanto los recursos económicos estén disponibles.

Sin embargo, es imprescindible que muchos organismos modifiquen la perversa forma que utilizan para la valoración de las ofertas y que desemboca en unas contrataciones que no permiten la calidad. Los agentes contratantes deben implantar las mismas formas de licitar y contratar ingeniería que utilizan la Unión Europea y los organismos internacionales, modificando los pliegos y las fórmulas de puntuación, primando la calidad y los criterios técnicos. Esto es especialmente importante en estos momentos de austeridad donde debemos invertir más en pensar las cosas antes de hacerlas, a fin de adaptar nuestras inversiones a nuestros recursos económicos y evitando sobrecostes e incidencias.

La colaboración de la Administración es igualmente esencial en el proceso de recuperación; la aceleración de los procesos administrativos, de las liquidaciones, de las devoluciones de avales y, en general, de todo tipo de trámites, representaría una significativa ayuda a la liquidez y a la economía de las empresas. Por otra parte, y para ser consecuentes con esta reactivación, las administraciones no deben caer en la tentación de suspender obras o proyectos en marcha ni de reducir la intensidad de su control de calidad.

El apoyo a la exportación de los servicios de ingeniería también ofrece un amplio margen de mejora. Nuestras administraciones desaprovechan una enorme cantidad de fondos internacionales por la inexistencia de un Banco Español de Desarrollo y por una agencia como Aecid que necesita una profunda reestructuración y profesionalización que le permita reproducir el modelo de los líderes europeos y que la posicionen al nivel de gestión y eficacia de sus homólogas francesa, británica o alemana.

El futuro va despejándose poco a poco y, lo que era cierto antes, lo es todavía más ahora: la nueva normalidad solo podrá alcanzarse a través del diseño, la planificación y la búsqueda de soluciones, es decir, de la Ingeniería.

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